Monday, October 25, 2010

Alvin Lucier - de Eu!Zine Numero 11


Recién vi un DVD del Festival SOLOLALA que ocurrió en Sophiensaele, Mitte, Berlín. Sentí la frustración de haberlo perdido con la simultánea satisfacción que un video no puede reemplazar a la experiencia del vivo. Alvin Lucier juega con el sonido contenido en un espacio dado, y la sensación sinestética (audiovisual) finalmente es más importante que el concepto que se entiende en la documentación.

Alvin Lucier (1931) vio performances de John Cage, Merce Cunningham y David Tudor mientras estudiaba en Roma, que ayudó a darle ideas de alternativos para la música clásica. Sus partituras basadas en performance y instalaciones combinan un elemento de juego mezclado con una búsqueda científica. Formó parte de la Sonic Arts Union, en la cual participaron Robert Ashley, David Behrman, y Gordon Mumma.

En el Konzerthaus del Gendarmenmarkt, Berlín, en 2004, vi y escuché ¨Places¨ (Lugares), una instalación del compositor en la cual 42 parlantes reproducían música realizada por artistas que interpretaron grabaciones tomadas por Lucier de ambientes distintos (bares, iglesias…) de la Republica Checa y los Estados Unidos. Los sonidos rebotaban por el brillante espacio de mármol, me absorbían, y de repente, el espacio tuvo un color sonoro que mezcló mi presencia con la de lugares que solo pude imaginar por sus representaciones abstractas.



Pero las obras de Lucier tienden a ser mas juguetonas. ¨Vespers¨ pide la participación de protagonistas inocentes quienes se tienen que orientar en un espacio, usando unas pistolas sonoras, ¨Sondols¨, que emiten un ¨clic¨ parecido al sonido de un delfín. Ese sonido rebota con las paredes y los objetos del lugar, y los protagonistas experimentan las dimensiones del ambiente, se ubican, y sienten el espacio de una manera distinta de la cotidiana.

La más conocida, ¨I am sitting in a room¨[1] (Estoy sentado en una habitación), es un experimento genial. En la grabación Lucier nos cuenta que está sentado en una habitación grabando su voz en una cinta, y que luego va a reproducir esa cinta y grabarla en otra cinta simultáneamente. Este proceso se realiza varias veces, hasta que, de a poco, con cada nueva grabación, se va disimulando el tartamudeo de su voz, distorsionando el sonido en que nos concentramos hasta que va quedando el sonido de la resonancia del espacio.

En ¨Music for solo performer¨ (Música para intérprete solista) vemos un espectáculo. Steffi Weissman, en el Festival SOLOLALA, toca objetos percutivos con su mente. En un estado meditativo arriba del escenario su cerebro emite ondas Alpha que se conducen por electrodos pegados a su cabeza. Esto que se amplifica hace que suenan los objetos preparados, como un bombo y tasas de café.



Fernanda Farah ejecuta ¨Hymn¨ (Himno), una propuesta ambiciosa donde la protagonista construye una tela araña con cuerdas que están conectadas a micrófonos, los cuales amplifican el sonido de la construcción. La obra demuestra el arte de convertir un ambiente en un instrumento, esta vez de cuerdas, y produce escalas que dan el escalofrío de una araña gigante trabajando ante nuestros ojos. Un espacio vacío se llena, sus dimensiones están reveladas, y mas que eso, tienen un sonido que acompaña, y un cuerpo envuelto en todo eso.



Muy importante es estar en el espacio donde ocurren las obras para realmente experimentarlas; primero son sensación, después viene la novedad de sus ideas que incorporan ideas como la necesidad de la inclusión del espectador en la obra, el uso de distintos origines del sonido, mezclado con algo que nos lleva al mas allá.

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